viernes, 10 de septiembre de 2010

Dudas acerca de mi existencia

Que la contradicción se una con la sordera.
Que la sordera con la ceguera
la ceguera con frugalidad de experiencias, que se comen
que se mastican,
se saborean,
se exprimen,
se comprimen
se imprimen en las personas como: cicatrices traumas terapias complejos neurósis aprendizajes

La soberbia es un valor aceptado
sincero es una palabra filosa y horrible
falso... (¿acaso bastan los espacios para llenar
con letras lo que se hace
de ésta palabra?)


respeto: no hay
autorespeto: no hay respeto
pesto: sí hay
res: anhelo un mundo vegetariano

¿qué se hace con consideración?: ¿habrá?: ¿de verdad?: ¿se responde con más preguntas?: ¿los animales preguntarán como nosotros?


...me hacen dudar acerca de mi existencia


sábado, 15 de mayo de 2010

Me encuentro en este pedazo de tierra desolada, infértil, fértil, infértil. Desde acá uno desea estar allá, incluso estar detrás de todos los sucesos dolorosos, mucho antes de que sucedan. Pero un momento, la tierra se mueve ¿hacia dónde? ¿Estoy sobre el lomo de una tortuga? Con razón no puedo enterrar mis pies y sentir la frescura de la tierra matinal. Me muevo hacia un crepúsculo indefinido que trabaja los cielos con sus óleos anaranjados. Se hace de noche... me da miedo la oscuridad, y más cuando estoy en el lomo de una tortuga, en el medio de un mar de leche ¿Qué creaturas viven en estos complicados e inimaginables entornos blancuzcos y níveos? ¿Peces de leche? ¿Galletitas? ¿Cucharas con cacao bien resguardado bajo una membrana impermeable, lista para romperse en el momento oportuno, y agregarle sabor al mar, en una relación de simbiosis absoluta? Incluso de noche las inmensas mareas de leche (leche, leche, leche, ¡por todas partes!) reflejan grumos amarillentos en el caparazón de la tortuga, dándole así un extraño brillo a sus flancos. Tengo miedo, de todos modos. Muy oscura es la luz ahora, muy oculta está. Lo agobiante de la existencia es no saber hacia dónde ir, y no saber hacia donde uno es llevado.

domingo, 20 de septiembre de 2009

NEGRO Y PÚRPURA. Ah, esto me motiva un poco más que el blanco vacío
Soy tan abstracto, a veces, que no puedo ser ni por asomo alguien concreto. Quisiera a veces poder hacer tocar mis conceptos y aforismos con la realidad. Sería grandioso, yo lo disrutaría; pero sufro por no poder hacerlo. También sufro por la soledad, y por la impotencia. La primera es una sensación total e inmensa, y la última, es mi sensación, la de encontrarme solo en un universo del que me faltan fuerzas para salir. ¡Seré yo! O serán los demás... no lo sé. Pero los demás permanecen en los límites de mi soledad, porque mi soledad es consecuencia de la falta de compañía, y no digo que no la tenga, pero a veces me hace falta algo más que material. Retención. Podría escribir mucho mejor si tan solo tuviese una compañía anímica a mi lado. Podría ser menos sistemático, podría disfrutar de algunas palabras hermosas, y plasmar mi zozobra, incluso mi dolor, con más disfrute. Y me sentiría contento del alma. Últimamente me sentí contento, en algún momento. Sin embargo, cada día descubro que no puedo quedarme parado en un mismo lugar por mucho tiempo, porque se desmorona; entonces, no sería ese el lugar adecuado para mi peso. Para encontrar un cimiento más sólido, no me queda más que seguir avanzando, hasta encontrarlo. Pero esto es, por otro lado, una búsqueda personal. Mi derredor no tiene que hacer nada en esto; tal vez solo observar. Pero no creo que observen, porque ellos también tiene que realizar su propia búsqueda. De manera que acá me encuentro, de nuevo, Solo.
Siento como si todos los vacíos -infinidades de vacíos-, estuviesen posados en los límites de mi alma. Mi cuerpo nunca mucho hizo por mí; pero no lo culpo. Ahora mi mente se burla; se burla de la impotencia, soledad, oscuridad; impotencia que invade mi alma, soledad que invade mi espíritu, oscuridad que los rodea.
¡AAAAAAh! Quiero salir de esta poderosa sensación, de este invento mental; ¿cuándo vas a madurar, Mente? ¿Sabrás algún día que nos inventas sensaciones de congoja, y las disfrazás de transición? ¿Sabrás algún día de tu gran mentira, de tu propia mentira?

Alma, Espíritu, Cuerpo: ¡Preparémosnos! No estemos separados, no seamos libres de hacer nuestra voluntad, sólo por un momento. Conquistémosnos el uno al otro, dominémonos; seamos una pandora. Si vos, Alma, te sintieses desolada, entonces vos, Espíritu, estarías lejos, y vos, Cuerpo, te sintieses decaído. ¡Aprendamos a solucionar ésto como unidad!
Nuestra mayor victoria será cuando logremos integrar a nuestra cofradía a La Mente. Por fin, convertidos en un ser estaríamos; soy víctima de la ira impotente, por no verlos unidos.

Un seis, un nueve

Los separan
Tres hectáreas
Tres universos
Tres parcelas
Tres hojas
Tres metros
Nunca se animaron
a encontrarse
ni a sentirse.
¿Sabían de su extraña
naturaleza recíproca?
No.
Eran sólo dos almas paralelas
de negación,
negadas
¡Encuéntrense!
Logren cegar a la indiferencia
¡Enamorense!
Vivan atados
¡Vivan de su diferencia!

domingo, 16 de agosto de 2009

Gouging y las drogas

ERA domingo. Los domingos son esos días en los que la gente hace un pacto con sus equivalentes astrológicos, y con el sol. Formando esta trinidad equilibrada, reina la calma. Los domingos... no había día que Gouging no odiara más.
Era domingo cuando Gouging volvió a casa después de una semana de haberse ido afuera. Buscaba tranquilidad fuera de lo cotidiano de su casa. Harto de lo mundano, se había sumergido en su universo lisérgico, cual paseo de Hofmann. Fue un día que duró una semana. Para él, sólo había pasado un día.
Su madre, llena de lágrimas, lo agarró del pelo -de forma pasional- y lo aplastó contra su pecho. La chimenea irradiaba calor, y de alguna manera aliviaba la congoja del ambiente. Ésto no alteró la postura de Gouging. No había percibido, aún, el ambiente que lo rodeaba. De todos modos, su sensibilidad lo advirtió: algo estaba descolocado; algo no cerraba y dejaba un agujero chiquito, por el que se filtraba un vapor de inseguridad. En cuanto entró, fue hacia la cocina en busca de algo de comer. Nunca había tenido tanta hambre como aquella vez. La madre lo miraba en el entretanto. Lo miraba. No le sacó un ojo de encima. El otro ojo -poseía dos- miraba su espíritu confundido ¡Qué lamentable es estar ante el aura de un espíritu confundido! De un modo, a uno lo puede llegar a confundir, pero no de manera auténtica. El verdadero problema radica en el alma confundida en efecto.
"Terminé", dijo Gouging. Había comido con fervor.
"¿No vas a contarme nada?", la Madre, de manera preocupada, respondió al ademán de su hijo.

En ese momento, Gouging miró a su Mamá con poca profundidad y de manera poco convincente. De todos modos, estaba convencido de que su estómago estaba lleno, y de que lo único que quería hacer era dormir. Se fue sin contestarle a su madre, muy guiado por su impulso, y ella lo siguió.
Lo que Gouging no sabía era que el paradigma de la situacion lo dejaría perplejo, pues lo agarraría desprevenido.
Cuando iba a acostarse, se dio cuenta de que su mamá estaba detrás de él. Ella le hizo un gesto para que se pare de su cómodo lecho.

"Ahora que estamos sólos, ¿me explicás que es esto?"

Dentro de la bolsa, había marihuana, y cosas relacionadas con esa droga.